Una Palabra
En algún punto de la adolescencia de la tierra nacieron unos seres que caminaban en dos patas, tenían dos pulgares y mucho pero mucho pelo. Ese pelo se asemejaba al pelo del trigo y alimentaba a los que acababan de nacer. Tiempo después, comenzó a germinar un cúmulo de articulaciones dentro de sí mismos; el desbordamiento hacía que entonces pudieran ser escuchados por los demás. Estas articulaciones proliferaban de los labios, la lengua y otros 34 músculos que abarcaban desde el cuello hasta la parte superior del trigal (que fue degradándose con el pasar de los siglos hasta que esta especie ya no podía alimentar con su pelaje a los que nacían). De repente alguien pronunció “ Theos ” y estos seres comenzaron a segregarse. Con el pasar de los años esa sentencia fue cambiando de nombre hasta convertirse en dios . Ambera Wellmann, Cloud #44 . (Oil on wood) 2010